LA PARTIDA DE PÓKER
A esta sociedad tan anquilosada, que se balancea desde el trapecio de un circo cada vez más patético y triste, le hace falta urgentemente otra mano de pintura. Un niño disfrazado de realidad, o un adulto que se camufla tras unos pinceles hambrientos.
Las esquinas oxidadas cada vez acumulan más polvo, pero siempre se agradece que en el aire flote la esencia de la trementina y que alivie así algunas cicatrices internas.
Algunos de nuestros sueños nunca despertarán. Otros en cambio cobran vida a través de los lienzos, de las letras, del objetivo de una cámara, del barro virgen o de alguna tímida melodía que se resiste a nacer.
La vida se ha convertido en una vulgar partida de póker, con sus cartas manoseada por unos personajes grises que se niegan a buscar la luz.
Yo, al igual que tantos otros, estoy ansioso de que parte de la mitología clásica cobre vida y nos salve más allá de los lienzos y grabados.
Alfonso Millán Quintana (27 julio 2016)
Pintura de Josemi Campaña.